viernes, 2 de septiembre de 2011

UNA IDEA QUE NO TENDRÍA SENTIDO SI NO ESTUVIERAS TU.

Te recuerdo vino a mi mente hoy por la tarde y en mi corazón surgieron imprevistamente unas ganas de verte. Tus ojos delicados invadieron mi memoria y tu sonrisa contagiosa a lo lejos se escuchó .Me pregunté inmediatamente qué ganaba con pensarte sino podía tenerte, sino podía tocarte, si ni siquiera sabía lo que sentía tu corazón.

Luché.

Pero tu evocación nunca se esfumó.

Seguiste presente en la luna del auto, en la mirada del joven, en la sombra de aquel caminante sin rumbo.

Pero tu evocación jamás se esfumó.

Y ahora me pregunto qué gano con escribir estas líneas si tal vez en tu mundo no valgan más que una simple nota, unas simples rimas, una simple reflexión. Si tan solo pudiera decirte que no es solo eso, que es mucho más. La cobardía me invade y tu recuerdo comienza a languidecer. Es el miedo, es la inseguridad. Es esa vacilación la que obliga a mi mente a quererte olvidar. Tal vez ese es mi unico escape. Tal vez esa es mi unica jugada frente a la verdad. Tu recuerdo una vez más llega a mi mente, y mi corazón y tus ojos y tu sonrisa. Todo una vez más.

atte.

La misma persona que no se atreve a decirte que te quiere.

NO HAY NECESIDAD DE UN TITULO, SOLO DE UN ESTADO EMOCIONAL

Una pregunta curiosa brotó de tus labios esa noche y sentí la necesidad de abrazarte con vehemencia, pero mi falta de atrevimiento y mi tonto pensamiento terminaron por atarme y hacerme inhalar todo el amor que sentía por ti. Solo reí. Han pasado horas, y me lamento furiosamente por mi cobardía, deseando que llegue otro momento, otro espacio, en el que tu presencia se encuentre frente a mi, con esos ojos, con esos labios, con esa mirada; esperando que esta vez mi aturdimiento no sea tan fuerte y me permita no tan solo sonreír, sino sentir tu existencia cercana a la mía.

atte.

una persona que no se atreve a decirte que te quiere.

PENSAMIENTOS DEL OTRO YO EN MEDIO DE UNA SALA

¿Qué pasa cuando no sabes abrir el cofre de tus pensamientos? ¿Qué pasa cuando la vida se ha encargado de jugarte malas pasadas para hacerte olvidar como mover tus manos para estrechar la cerradura? ¿La vida? Tal vez. ¿O quiza fuiste tú aquel que se encargó de hacerte olvidar dónde dejaste la llave? El lugar detrás de la cortina negra que cubre tus malas experiencias ¿Qué pasa cuando no sabes ni siquiera dónde has puesto el cofre? ¿Es ese momento en el cuál pierdes la noción de ti? ¿Es, a caso, cuando comienzas a no saber el sentido de ti mismo? Creo que ha llegado el momento.

Y siento que debo encontrar el lugar en la casa del olvido donde escondí en algún momento de mi vida aquel cofre de pensamientos. Los recuerdos confunden y te enredan, no te dejan caminar tranquila por la vida, no te permiten estar extremadamente bien como todos. ¿Como todos? ¿Cómo sabemos que todos son felices? Muy falso. Dichosos los felices de corazón verdaderamente. Esa oración ha rondado por siempre en su mente. Pero, volviendo al tema, aquellos momentos en los cuales no puedes identificarte, cuando tratas de mirarte al espejo y no logras definir bien tu reflejo, aquellos momentos en los cuales sientes un nudo en la garganta y la mirada de muchos a tu alrededor obligándote a fingir que todo está bien. Pero no. Existe algo que no sabes definir exactamente dentro de ti. Yo creo que es el cofre, el cofre que se te ha perdido y no lo puedes encontrar. No puedes ni ingresar ni sacar sentimientos y pensamientos que te sirven y que te arruinan, sobre todo los que te arruinan. O tal vez, pienso yo, el problema no radica en no encontrar el cofre si no en saber como ingresar cosas pero no saber como sacarlas. Pasa tu vida y el cofre comienza a verse y ser pequeño. Demasiado pequeño cuando eres una persona que dedica los pequeños espacios de su vida a urgar en su mente, a pensar. El cofre comienza a llenarse de cosas útiles e inútiles pero llega un momento en el cual no eres conciente y las cosas inútiles comienzan a ganar la batalla como inquilinos nauseabundos por pequeñas habitaciones tan nauseabundas como ellos. Lástima. El tiempo a llegado y la señora de la limpieza no ha venido ¿Qué pasa entonces? Te comienzas a sentir tan nauseabundo como ellos pero es necesario comenzar la limpieza en el edificio. Tal vez es una misma metáfora como encontrar el cofre dentro de tu mente, pero el hecho de encontrar muchas metáforas no significa que el problema no existe y subsiste. Subsiste de ti. Se alimenta de tu misma vida. Entonces, ¿Cómo encontrar el cofre en tu mente? ¿Cómo llamar a la señora (¿por qué no puede ser un señor?) de la limpieza para que realice un exterminio de sustancias fetidas? ¿Cómo? ¿Con qué? He allí el problema. Gran, pequeño e interno problema. ¿Interno he dicho? Exacto. Porque otro detalle de tu situación es que nadie tiene porque saberlo ni enterarse de lo pensante que eres. Cuando la gente descubre que eres pensante generalmente piensa que eres emocionalmente inestable pero ¿Por qué no permitirse la opción? ¿Por qué la gente se esfuerza tanto en pretender ser completamente felices? ¿Por qué no darte la opción de conocerte con tus pros y tus contras? Tal vez estoy pisando un terreno muy fofo para una mente sin amortiguador en este momento. Tal vez es momento de dejar de pensar. Tal vez es momento de dejar de buscar el cofre. Tal vez no es momento de llamar a aquel ser hermafrodita para que realice la limpieza. La gente comienza a impacientarse y a darse cuenta que estoy caminando lejos de aquella sala. Han llegado nuevos invitados y se percatan de aquel ser en el medio de la sala donde todos sonrien. Raro, llama la atención. Me obligan a volver pero sabiendo que te sientes más liberado. Nos vemos.

Las manos duelen y la mente, también.